La alcaldesa de Cabezarados, Raquel Fernández, asegura que en pueblos tan pequeños como el suyo, 325 habitantes, la crisis sanitaria del coronavirus se vivió en un “un principio, con mucho miedo, no nos vamos a engañar”.
En declaraciones a Lanzadigital.com, indica que hay que tener en cuenta que en pueblos de tan pequeña población la mayoría de la población está muy envejecida y “la gente, automáticamente, se metió en sus casas y no volvió a salir y la verdad es que toda la gente lo ha llevado bastante bien”.
Después de dos meses de estado de alarma, considera que “ahora parece que nos vamos soltando un poco más, la gente más joven va saliendo, supongo que como está pasando en todos los pueblos. Pero, la verdad, es que la gente se ha portado bastante bien”.
La alcaldesa indica que casos por coronavirus no ha habido ninguno en Cabezarados, “siempre ha habido alguna sospecha, pero casos confirmados como tales no”.
De hecho, explica, en sus contactos con la doctora del centro de salud siempre se le ha comunicado que, “por precaución, se ha tomado alguna medida, pero que confirmados no ha habido ningún caso”.
Sí ha habido la muerte de una vecina, pero el contagio, dice, no se produjo en el pueblo, ya que tuvo que ser operada de urgencia y parece ser que el contagio lo tuvo en el propio hospital.
Ante una población eminentemente mayor, la alcaldesa cuenta que se ha hecho una lista con 17 personas que viven solas, que tienen la familia fuera del pueblo y a la que directamente atienden los siete concejales de la Corporación.
Cada uno de ellos está en contacto diario con los mayores que les han sido asignados y les preguntan cuáles son sus necesidades, cómo están de ánimo o si necesitan que les hagan la compra o que vayan a la farmacia a por algún medicamento que necesiten.
Desde el principio de la crisis, resalta, se empezaron a desinfectar las calles con la ayuda de los agricultores de la población, labor que se ha hecho dos veces por semana, lunes y jueves.
“Todos los agricultores .cuenta-, la verdad, es que se han volcado. Se hizo una lista con todos ellos y se van turnando”. Además se ha contado con el apoyo de las brigadas de Geacam, que se centran en limpiar los puntos donde puede haber más tránsito y también algunos espacios en su interior.
Los trabajadores municipales, agrega, han estado trabajando a media jornada, pero recalca que la limpieza del Ayuntamiento, del centro de salud, de las zonas comunes “la han seguido llevando a cabo”.
En el tema de elementos de protección, indica, al principio, “como había tal desabastecimiento, no éramos capaces de solventar la situación”. Un grupo de mujeres, principalmente de la asociación de amas de casa, aunque también otras, se pusieron a confeccionar mascarillas.
Ello permitió que les entregaran mascarillas a toda la población “luego ya, el Ayuntamiento, a la que pudo, fue adquiriendo material para proteger a sus trabajadores, a los sanitarios del centro médico, a las farmacias, a las dos tiendas y a la panadería”,
“Cuando hemos podido comparar mascarillas –resume- hemos comprado mascarillas y ahora hay mascarillas como para un año, porque hemos aprovechado ofertas y demás”.
Con estos elementos de protección, recuerda, también ha colaborado la Diputación, que ha entregado EPIS, a la localidad para poder cubrir sus necesidades en este sentido.
Raquel Fernández señala que, en cuanto a los trabajadores del Ayuntamiento, ha sido “bastante flexible porque me parecía super mal que estuvieran trabajando a tiempo completo tal como estaba la cosa, con una exposición innecesaria a vi rus”.
Cuenta que la administrativa sigue yendo a diario –con secretaria sólo cuentan una vez a la semana- y ha atendido cosas urgentes, la mayoría de las cuales se han podido atender por teléfono, “y el Ayuntamiento ha seguido funcionando de forma más o menos normal”.
01 enero 1970
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